30 de octubre de 2014

Italia IV "Amo Roviano".

Voy camino a casa y estoy llena de sentimientos encontrados. Tengo ganas de ver a mi  niño, una semana es mucho para los dos, pero siento una pena enorme al despedirme de la gente que he conocido aquí. Ha sido una semana fantástica!



Primero, os debo un comentario sobre Florencia. Pues bien, me decepcionó. Es una ciudad preciosa, está claro, como Italia entera, pero después de haber visto Roma, no hay ciudad que te impresione. Deberíamos haberlo hecho al revés; primero Florencia y luego Roma. De todas formas, me alegro de haber visitado una ciudad cuna del arte como es Florencia, quería hacerlo desde el instituto y de eso ya hace unos cuantos añitos!

Lo que más me ha gustado de este viaje es Roviano, el pueblo en el que hemos estado, y la gente a la que he conocido allí. Nos han tratado como si fuéramos de la familia. Son gente atenta y cariñosa y han estado pendientes de nosotros desde el primer día hasta el último.

Renato, de sonrisa franca y cariñoso hasta con la mirada, ha sido nuestro anfitrión. Nos ha dejado una casa para nosotros y nos ha acompañado siempre que su trabajo se lo ha permitido. Habla tan bien el español como nosotros el italiano, pero nos hemos entendido perfectamente, porque ha estado siempre atento adelantándose a nuestras necesidades. Un amor.

Maria Vincenza, una italiana guapísima, la bella de Roviano, dulce como la sbriciolata, otra que ha estado ahí siempre que ha podido. Como su hermana Marta, la blondie, una niña encantadora y preciosa que habla español perfectamente y nos ha salvado la vida con esto del idioma en más de una ocasión.

Verónica, siempre risueña, una italiana con carácter y unos ojos preciosos, novia de Simone, encantadores los dos. Tampoco han faltado a ninguna de las cenas en las que acabábamos cantado y riendo hasta las tantas, como hacemos en casa.

Alice y su marido, que no han estado con nosotros tanto como hubieran querido, porque tienen un bebé de tres meses, pero nos dejan un recuerdo genial de los ratos compartidos. Son fantásticos los dos. Bueno, los tres, su bebé también.

Maria, con unos ojos azules que iluminan su carita, pequeña y resuelta, nos acompañó a Florencia y nos regaló su presencia y su perfecto español un día entero. Adorable, Maria.

No quiero dejarme a nadie. Los padres de Renato, Ana Maria y Fabricio, que nos han abierto de par en par las puertas de su casa y tan bien se han portado con nosotros, sus hermanos, Fabia, Dario y Julio. Este último, un cocinero excelente. Los padres de Maria Vincenza y Marta, que nos obsequiaron con una cena en la que me sentí como en casa. Recordé a mi abuela y su comida y lamenté que mi padre no estuviera sentado a esa mesa, porque lo hubiera disfrutado tanto o más que yo.

Bruno, el dueño del restaurante en el que hemos comido, invitados, tantas veces y tan bien. Tan gracioso, sin idea de hablar español, pero acabando todas las palabras con ese, imitándonos, con la esperanza de que así entendiéramos algo. Nos hemos reído mucho con él, aunque no le hayamos entendido ni una sola palabra.

Quico y su mujer, que nos invitaron a cenar una pizza deliciosa en su casa y carne a la brasa en el restaurante de Bruno. Muy simpáticos los dos, sobre todo Quico, que no se ha perdido ni una, siempre atento a incluírnos en la conversación, aunque sin tener ni idea de español.

Me dejo algunos, lo sé, pero han sido muchos los que han estado ahí procurando que la nuestra fuera una estancia inolvidable: Francesca, Leo, Scoca, Suchina, Simone ( pido disculpas si no escribo bien los nombres, y también si me dejo a alguno)...

Dejo en Roviano una parte de mi corazoncito. Sólo espero ser capaz de corresponderles en la misma medida cuando vengan a España. Yo voy a hacer lo que esté en mi mano, desde luego.

6 comentarios:

  1. ¡Feliz regreso, Telma! Aunque tal vez la pizza ya no será jamás igual :D

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  2. He leído que volverás y harás bien Roma necesita un viaje para verla y otro para disfrutarla. Un abrazo

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  3. No tengo tiempo para comentar, aunque he ido leyendo el recorrido post a post, así que ahora que vuelves, decirte que me alegro de este gran viaje y todo lo que has disfrutado.
    Espero que el patear compense las comilonas jajaja, si no, vuelves rodando.
    Besitos

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  4. Rodando he vuelto, créeme :D

    Besos!!

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